La Quinoización de la industria alimentaria

Es una realidad que el sector alimentario está innovando con mayor intensidad, esto se debe a la recuperación económica de los últimos años y al esfuerzo de las empresas por responder más rápido a las exigencias del consumidor y a las nuevas regulaciones de la propia industria.

Nos gusta mucho este nuevo contexto. Es muy positivo para todos siempre que se haga con criterios enfocados a largo plazo, lanzamientos coherentes que no atiendan a simples “modas pasajeras” carentes de un cambio estructural por parte de los fabricantes y distribuidores.

No se trata de lanzar una nueva referencia con quinoa o veggie, por el hecho de tenerla en tu portfolio por ser tendencia. Como hace años cuando te decían: “si no tienes redes sociales no existes’’ pero no le daban el valor real a su propia afirmación, hasta la primera crisis de reputación. Al igual que en los medios digitales, en la innovación se debe analizar, seguir una estrategia, un plan y unas acciones para lograr tus objetivos.

Por supuesto que somos fans de los superalimentos, de las semillas y de la proteína vegetal, pero integrados en un plan de desarrollo de productos más sostenibles, más saludables y formando parte de la misión de innovación de la compañía.

Una innovación pensada y calculada dentro de una estrategia que gire entorno a la conexión con el consumidor que es consciente del impacto que los productos puede tener en su salud, la economía, el medio ambiente, y no solo la frivolidad de añadir un ingrediente sin otro propósito que el de sumarse a una corriente y que puede suponer, o no, un generador de ingresos.

Si introduces la quinoa, o cualquier ingrediente en boga, en tu gama de referencias como si de un nuevo sabor se tratara y no de un proyecto de transformación, tanto en los sistemas de producción como en todos los puntos de contactos con los clientes, para aportar nuevas experiencias alimenticias, estarás quedándote en la capa superficial sin generar una diferenciación real.

Es necesario preparar las marcas, su porfolio actual y futuro, su posicionamiento, su branding, packaging, presencia digital, no basta con añadir un ingrediente. La adaptación debe ser profunda para que el consumidor perciba un mensaje nítido y creíble con el que empatice de verdad.

Este caso, por ejemplo, nos ha llamado la atención. Una acción puntual con un recorrido… que nos da mucho que pensar.

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Foto: Ana Ruiz Echauri

 

Las grandes, pequeñas o medianas empresas que han dado el paso, a lo que hemos denominado “quinoización”, tienen la oportunidad de hacer grande el concepto de innovación y conectar con sus clientes con honestidad, transparencia con una visión clara y creíble, que es precisamente lo que el usuario final está demandando.

Las animamos para que este sea el comienzo de un proceso de verdadera transformación de la forma en la que comemos y damos de comer en el siglo XXI ¡and beyond!

¿Innovamos?

 

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