El creciente número de casos relacionados a enfermedades derivadas de los malos hábitos alimenticios (según la OMS, 6 de cada 10 enfermedades son ocasionadas por lo mal que comemos), está provocando el cambio hacia un consumidor más consciente con los alimentos que ingiere.
La audiencia millennial, preocupados por la alimentación saludable y en busca de eludir problemas derivados de una mala dieta, quieren saber los ingredientes de todo aquello que comen. Y, cómo no, encuentran en la tecnología y las apps a sus grandes aliados. El equipo es sencillo: tan sólo necesitan la cámara del móvil para saber si lo que tienen en su cesta es un alimento saludable o un elemento a evitar en su dieta.
Leyendo códigos de barras
Buenos ejemplos de ello son las aplicaciones que permiten, mediante la lectura de los códigos de barras de los productos, tener acceso a sus componentes, su tabla nutricional y lo más importante y novedoso, una valoración de si ese alimento es recomendable o no para la salud. Hay varias en el mercado español (Yuka, El Coco, MyRealFood…) y su aparición ha suscitado debates en torno a si son idóneas o no.
MyRealFood App, que acumula más de 620.000 usuarios registrados y 50 millones de escaneos en su primer mes, gracias a la fama de su creador, el nutricionista e influencer Carlos Ríos, es una de las aplicaciones que no calcula calorías ni cantidades de alimentos, sino que ayuda al consumidor a distinguir si estamos ante un alimento real, un buen procesado o un ultraprocesado. Su ecosistema recuerda más a una comunidad en la que puedes contribuir de distintas maneras, ya sea sumando productos nuevos para que su equipo los analice, contactar con otros “realfooders”, dejar comentarios sobre qué te ha parecido un producto y hasta hacer un calendario de lo que vas comiendo día a día.
¿Qué significa esto para la industria?
Esta mayor preocupación del consumidor por lo que come, conlleva una serie de transformaciones en la industria alimentaria. La gente, cada día más informada, se preocupa en leer cada etiqueta, evaluar sus ingredientes y demandar claridad en los componentes de los productos. Cuánto más corta sea esa lista y más clara la nomenclatura, mejor será recibida por el comprador. Es lo que se denomina “clean label”, y es tan solo otro síntoma de que el consumidor consciente ha llegado para quedarse.
Uno de los cambios más notorios de la industria para adecuarse a esta realidad, además de desarrollar productos saludables con ingredientes naturales, es el comenzar a comunicar de manera más clara y cercana a sus consumidores.
El consumidor ya no se conforma con los claims que las marcas ponen en sus packaging. “Sin gluten”, “sin azúcar”… todo queda corto para lo que el consumidor busca. Quieren más información porque están al tanto de qué alimentos les ayudan a tener una vida más sana y sostenible, por ello, exigen a las marcas total transparencia y penalizan a las que no lo son. No vale con resaltar la parte positiva de su producto: las empresas deben contarlo todo porque, si no lo hacen, alguien lo hará por ellas (seguramente con un smartphone en la mano).
En -ivoro nos importa el mundo en el que vivimos y uno de nuestros focos está en ayudar a las marcas a impulsar los cambios que el consumidor y el medioambiente necesitan. Por eso, nos encargamos de la creación y difusión de contenidos anclados en la sostenibilidad y la transparencia, para que tus consumidores, antes que comprarte, sepan que compartes sus ideales. No pierdas tiempo y contáctanos, escríbenos a hablemos@ivoro.pro
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