Los que vivimos en esta parte del planeta y tenemos temporadas, disfrutamos de esos cambios de ritmos que nos hacen la vida más amena y nos obligan a mutar. Y dentro del gran paquete de cambios que tenemos que implementar en estas fechas está la cocina. La cocina de otoño responde a dos factores claves; una huerta tardía llena de productos maravillosos que han disfrutado de todo el sol del verano y un tiempo revoltoso que nos sacude y agita para que despertemos después del “letargo” veraniego.
Algunos de los cambios propios de la cocina de otoño son:
Vuelta al horno y las masas. De nuevo nuestro hogar se inunda de aromas que nos llevan a la niñez, vuelta al cole, meriendas que queman y hay que soplar y esperar, rebanadas donde untar mermeladas caseras, panes contundentes, empanadas…
Magdalenas de yogur y moras. Qué placer dar una vuelta por el campo y recoger moras.
Pan de higos.
Carne de caza. Probablemente esta carne no se aprecia lo suficientemente. Acostumbrados a sabores ligeros, livianos, la carne de caza irrumpe en nuestro paladar llevándonos al origen de las carnes, carnes salvajes de animales que viven en bosques en total libertad.
Brocheta de carne de ciervo, verduras a la parrilla y-couscous de setas.
La calabaza. Si hay algo que resuma y contenga la esencia del otoño, eso es la calabaza. Aconsejamos abusar de ella, da para mucho, cremas, panes, mermeladas, conservas, empanadas y hasta este crumble:
Crumble de calabaza con crema ácida.
Vuelta a las pelis y series de TV. El sofá te echaba de menos y gracias a la programación de TV, todos volvemos al sofá. Como se supone que cenamos “ligerito” para no irnos a la cama con la barriga llena, pues nos concedemos un deseo: disfrutar de un postre en pijama mientras vemos nuestro show favorito.
Higos con espuma de yogur de cabra. No dejes de visitar alguna quesería y comprar allí el yogur, además de la experiencia de conocer a los queseros, sabrás lo que es un yogur de verdad…
Continuará…
Podemos añadir, si es que no se dice en la segunda parte, que también apetecen las bebidas calientes como el té. Una tarde lluviosa con un buen libro y un té negro Earl Grey o de cualquier otra variedad es una delicia!