La fiesta de los calçots

Nunca una cebolla fue tan festiva. Calsot o Calçot es una palabra catalana que hace referencia a una variedad de cebolla tardía muy típica de la población del Valls, en Tarragona. Decir Calçots o Calçotada significa fiesta, reunión, amigos, comer y beber entre risas. Y es que una de sus características es que se comen con las manos y con un babero puesto para no mancharte. Es una de las maneras más divertidas de celebrar algo en torno a una mesa y en Gastromedia hemos disfrutado de unos Calçots en más de una ocasión.

Como todo lo bueno, se hace esperar y no es posible comerlos todo el año. Su temporada comienza a mediados de octubre y se alarga hasta primeros de abril, aunque esto no es una ciencia exacta. Los Calçots se cocinan sobre el fuego y se sirven sobre una teja, envueltos en papel de periódico para que terminen de cocinarse con su propio calor. Cuando se abren, la vista no es muy atractiva, ya que lo que vas a ver son una especie de cebolletas negras y calcinadas, pero cuando las comes… eso es otra historia. ¿No dicen que la belleza está en el interior?

Lo habitual es servir los calçots con una salsa romesco o salvitxada. Nosotros te damos la receta para que prepares tu propia salsa romesco. Puede que te parezca un poco laboriosa, pero si sigues la receta seguro que no te costará mucho y cuando te comas tus calçots mojados en ella te transportarás al mismísimo cielo.

Comer calçots es todo un ritual, y si es la primera vez que te acercas a esta comida tan típica, debes saber los pasos que tienes que seguir. Lo primero, fuera cubiertos y ten a manos servilletas de papel (muchas); lo segundo, agarra el calçot en vertical por la parte más verde con una mano y con la otra cúbrelo con la servilleta y tira hacia abajo con energía para quitar las capas negras; moja el calçots en la salsa romesco; llévatelo a la boca en posición vertical y por supuesto no olvides ponerte el babero.

Por lo general, se acompañan de pan con tomate y de segundo plato se hacen carnes y butifarras a la brasa. Por lo tanto tienes un menú completo y toda una fiesta en tu mesa. Y si te quedas con ganas de más, hasta que llegue la nueva temporada de calçots, puedes consolarte mirando el salvapantallas que te regalamos y que te puedes descargar aquí.

Calçots con salsa romesco

Receta de salsa romesco

Ingredientes

500g de tomates maduros, ½  cebolla, ½  cabeza de ajo, 1 rebanada de pan frito, 1 ñora en remojo, 50g de almendras crudas y peladas, 125ml de aceite de oliva virgen, 25ml de vinagre de Jerez, ½  cucharadita  de pimentón picante, ½  cucharadita  de pimentón dulce, sal, ½ guindilla seca pequeña.

Preparación

En el centro de una sartén honda, y que pueda introducirse en el horno, poner la cebolla pelada y cortada en 8 trozos junto a la cabeza de ajos desgranada y la guindilla. Alrededor, los tomates lavados, con un corte en forma de cruz sin el pedúnculo. Añadir el aceite de oliva, regar todo el conjunto. Meter al horno a 170º durante 40 minutos, hasta que esté todo dorado y pochado.

Aparte, poner a hidratar las ñoras, sin semillas, en agua tibia.

Calentar abundante aceite y freír las almendras hasta que estén doradas, retirar y escurrir, reservar sobre papel absorbente. En la misma sartén y con el mismo aceite de las almendras, freír las rebanadas de pan, escurrir y reservar sobre papel absorbente para retirar el exceso de aceite.

Incorporar a la sartén honda las ñoras, almendras, pan frito, pimentón dulce y picante y sal. Mezclar y dejar en el horno 10 minutos más, dando vueltas cada 2 minutos, retirar y añadir el vinagre.

Triturar, pasar por un chino fino. Hervir el romesco a fuego bajo durante 5min, poner a punto de sal y reservar.

5 razones para comer calçots

1. Te puedes poner babero. Y si, vas a quedar un poco ridículo pero en pocas ocasiones más vas a tener una excusa mejor para volver a la infancia: ponerte el babero, comer con las manos, mancharte…

2. Prepara una auténtica calçotada. Ensalada, pan con tomate, calçots con salsa romesco, carnes y butifarras a la brasa y de postre una crema catalana. Una auténtica fiesta en la mesa y en tu estómago.

3. Una salsa a tu elección. Lo típico es comerlos con salsa romesco o con salvitxada pero puedes probar con otras salsas que también te gusten, por ejemplo un alioli.

4. Presume de conocer su ritual. Cuando enseñas los pasos a seguir para comer bien unos calçots a alguien primerizo te sientes como si le estuvieras enseñando la auténtica esencia de la vida.

5. Diversión en la mesa. Es una de las comidas que más risas generan entre los comensales. Os aseguramos que vais a salir con una sonrisa de oreja a oreja, y no solo por el vino con el que acompañéis la comida.

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